
Como volutas que desaparecen antes de llegar al techo, así se queda mi vida, como un enrredo gris alrededor de mi cuerpo, una tristeza constante que consume mi alma como el fuego y se convierte en ceniza voladora, sin ningún trayecto, sin ningun destino.
Así has sido siempre, una maraña oscura que no puedo dejar, un fantasma de mentira que me mata despacito con la indiferencia del verdugo.
Sos humo ahora y lo fuíste antes, eso, humo libre y narcótico, humo desgarrador, enviciador, difícil de dejar.
Te fumas mi vida reclamando mi fidelidad, mientras en el fondo de tu cenicienta alma, sabes que serte leal es morir para mi. Cómo podes ser tan cruel, tan vacío y lleno, cómo es que no logro sacarte, humo negro, de mi pecho... Cómo es que mi alma se invade de cáncer y sigo pensando en encenderte otra vez, respirarte y aspirarte hasta el último suspiro.
No quiero envenenarme más con vos, no quiero que rodees mi cintura jamás con la levedad de tu cuerpo etéreo, no más tus volutas. Voy a encender un cigarrillo mientras te olvido.
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